· Por encima de todo son cronistas sociales por naturaleza.
Provienen de todas partes, de todos los barrios. Los puedes encontrar desde
estudiantes universitarios, licenciados, torneros, cuentapropistas,
gastronómicos hasta luchadores. Su principal contradicción es considerarse
artistas profesionales y no tener que alternar su quehacer artístico con algún
trabajo. Esto, según ellos, los haría sentirse aficionados y no es lo que
quieren. No desechan el término "aficionados" pero alegan que al
igual que un cantante lírico, un artista plástico, un poeta o un crítico de
arte, o un músico necesitan tiempo para dedicarlo a hacer su música, elaborar
sus textos, hacer promoción en la radio o la TV y nutrirse culturalmente.
Muchos otros están sentados en el contén del barrio, dándole caza a lo que
sucede cada día para alimentar sus textos. Representan también ese mundo
marginal, pero no marginado, relatan en su mayoría esas historias bien cubanas
que se suceden cada día en los barrios habaneros como Atarés, San Leopoldo, La
Víctoria o Cayo Hueso donde radican los porcentajes más grandes de la población
capitalina. Historias también abordadas por un "tosco" José Luis
Cortés, otro cronista de nuestros tiempos. Historias que gozan de un gran
respaldo popular y que una minoría que se consideran "críticos"
tratan de aplastar diariamente.
· El rapero cubano tiene como principales objetivos ser
reconocido en su patio, lograr grabar sus discos y depender económicamente de su
trabajo. Por estas razones son considerados por muchos como vagos habituales,
porque cuesta creer que el rapero es un artista. El rap es algo empírico, no se
estudia y esto en los medios culturales cuesta a la hora de su evaluación e
interpretación de sus trabajos, ya que ningún rapero proviene de alguna escuela
de arte. En este sentido se ha basado el arduo trabajo del grupo Uno de la
Asociación Hermanos Saíz, convocando a estos raperos, audicionándolos,
brindándoles apoyo, creando espacios en la radio y la TV, dándoles acreditación
de artistas y sobre todas las cosas respaldándoles culturalmente y
estatalmente, algo muy necesario para un género importado con todas las
peculiaridades antes expuestas. La imagen y forma de pensar del rapero cubano
ha cambiado mucho. Al principio hay que reconocer que hubo copias del
"american way", que algunos raperos cubanos trataron de identificarse
con sus similares del norte. Hubo guerras verbales y físicas entre algunas
agrupaciones. Existieron copias de modas, expresiones y forma de comunicarse.
Hoy todo ha cambiado gracias al trabajo mancomunado de muchos y gracias al
tiempo que también ubica las cosas en el lugar correcto.
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